Noche de guardia en la morgue

Noche de guardia en la morgue 
Cuando iba a meter en la nevera el cuerpo etiquetado como 543-A, este sacudió la cabeza y una bala le cayó de la herida de la sien.
—Buenas noches —dijo 543-A con mucha educación y se incorporó—. ¿Puede darme mi ropa?
—A ver si nos levantamos antes —se quejó el ayudante del forense. Estaba harto de que siempre le tocasen a él los inmortales. Tenían la mala costumbre de despertar después de tener hecho todo el papeleo.

 Enrique Simonet - La autopsia

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