Juego de guerra
El primer disparo le atravesó un hombro. El segundo le dio en el muslo. El tercero le destrozó el tobillo. Gritó de dolor y rabia, pero no podía reprocharles nada a los tiradores de la trinchera enemiga ya que él había hecho lo mismo, infinidad de veces, con los que quedaban atrapados en las alambradas. Sabía que se iban a divertir un rato antes de darle el tiro de gracia.
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