#Microrrelato: Cinderella killer
Cinderella Killer
El Hada Madrina estaba aterrada y pidió asilo en las minas de los Siete Enanos. La guardaespaldas que contrató —recomendada por los cazarrecompensas Hansel y Gretel— para proteger al hijo mayor del Emperador resultó ser una yakuza ávida de sangre a sueldo de su archinémesis la bruja Maléfica.
Lo supo cuando le dijeron que habían encontrado al Príncipe Azul con el tacón de un zapato de cristal clavado en la sien y una nota, escrita con carmín rojo en el espejo tocador del aposento principesco, que decía:
Espejito, espejito, ¿para quién será el otro zapatito?
El Hada Madrina estaba aterrada y pidió asilo en las minas de los Siete Enanos. La guardaespaldas que contrató —recomendada por los cazarrecompensas Hansel y Gretel— para proteger al hijo mayor del Emperador resultó ser una yakuza ávida de sangre a sueldo de su archinémesis la bruja Maléfica.
Lo supo cuando le dijeron que habían encontrado al Príncipe Azul con el tacón de un zapato de cristal clavado en la sien y una nota, escrita con carmín rojo en el espejo tocador del aposento principesco, que decía:
Espejito, espejito, ¿para quién será el otro zapatito?
Ya nunca podré escuchar el cuento original sin acordarme de este final...
ResponderEliminarNo sé si tomármelo como un piropo o como un reproche... ;-)
EliminarPiropo, of course.
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