#Microrrelatos para #Photocall (20032015)
¿Vale más una imagen o 1500 caracteres?
Photocall es un fulminante para tu creatividad. Nosotros ponemos una imagen. Tú pones la historia que te sugiere. Tienes siete días y 1500 caracteres como límite.
Imagen sugerida semana 20032015:
Foto de slworking2
Estos son los micros con los que he contribuido:
LA SEÑAL
Todos los carteles electrónicos de las carreteras del país parpadearon y mensajes crípticos sustituyeron a la información por la que se guiaban los conductores taciturnos. Entonces aparecieron las naves.
AMORES DEL MÁS ALLÁ
«Otra vez», pensó el parapsicólogo. Era la cuarta vez en una semana que paraba en la curva, y la chica no estaba; pero sí el mismo galimatías en el panel informativo. Sabía que a ella le gustaban esos juegos. Y también sabía que no quería volver a verle desde que se enteró de que estaba casado.
—Cariño —dijo su mujer—. ¿Por qué has parado aquí otra vez? ¿Me ocultas algo? ¡Oh, dios! ¡Estás con otra! Es eso, ¿verdad? ¿Quién es ella? ¿Quién... ?
No contestó y siguió conduciendo. Puso la radio y subió el volumen en un vago intento de acallar la voz que surgía de la tapicería descolorida del asiento vacío del copiloto de su viejo Volvo.
Photocall es un fulminante para tu creatividad. Nosotros ponemos una imagen. Tú pones la historia que te sugiere. Tienes siete días y 1500 caracteres como límite.
Imagen sugerida semana 20032015:
Foto de slworking2
Estos son los micros con los que he contribuido:
LA SEÑAL
Todos los carteles electrónicos de las carreteras del país parpadearon y mensajes crípticos sustituyeron a la información por la que se guiaban los conductores taciturnos. Entonces aparecieron las naves.
AMORES DEL MÁS ALLÁ
«Otra vez», pensó el parapsicólogo. Era la cuarta vez en una semana que paraba en la curva, y la chica no estaba; pero sí el mismo galimatías en el panel informativo. Sabía que a ella le gustaban esos juegos. Y también sabía que no quería volver a verle desde que se enteró de que estaba casado.
—Cariño —dijo su mujer—. ¿Por qué has parado aquí otra vez? ¿Me ocultas algo? ¡Oh, dios! ¡Estás con otra! Es eso, ¿verdad? ¿Quién es ella? ¿Quién... ?
No contestó y siguió conduciendo. Puso la radio y subió el volumen en un vago intento de acallar la voz que surgía de la tapicería descolorida del asiento vacío del copiloto de su viejo Volvo.
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