#ENTC El descanso
#ENTC ESCRIBIMOS EN BLANCO Y NEGRO 2018...
Un relato con menos de 200 palabras inspirado en esta foto de Vivian Maie
El descanso
El tren paró junto a un bosque helado.
—Ya hemos llegado, mi amor —dijo la mujer—. Sé que en verano este lugar es más hermoso. ¿Lo recuerdas? —Apretó aún más fuerte la mano de su esposo—. No, no lo recuerdas —Palmeó la cara del hombre para despertarle—. Vamos, cariño. Tenemos que bajar.
—Señores —dijo un joven de cresta roja detrás de ellos —. ¿Bajan sin abrigos? ¡Hace un frío de cojones!
Ella lo ignoró y guio a su esposo por el pasillo.
—¡Señora! —gritó el muchacho. La mujer se volvió y lo encontró frente a ella—. El bolso —Se lo ofreció—. ¡Cómo pesa! ¿Lleva una pistola?
La mujer lo cogió y le dio las gracias sin mirarle.
—¿Adónde van? ¿A echar uno rápido?
—¡Que te jodan! —La anciana le mostró el dedo corazón—. ¡Y córtate esos pelos o no encontrarás novia!
El chico soltó una carcajada y regresó a su asiento.
—¡Qué viejos más heavies! —murmuró.
Desde su ventanilla los vio entrar en el bosque. La mujer amarraba con fuerza el bolso con una mano; la otra sujetaba el brazo de su marido. En pocos minutos, ambos se difuminaron y pasaron a formar parte de la escarcha del arbolado.
Un relato con menos de 200 palabras inspirado en esta foto de Vivian Maie
El descanso
El tren paró junto a un bosque helado.
—Ya hemos llegado, mi amor —dijo la mujer—. Sé que en verano este lugar es más hermoso. ¿Lo recuerdas? —Apretó aún más fuerte la mano de su esposo—. No, no lo recuerdas —Palmeó la cara del hombre para despertarle—. Vamos, cariño. Tenemos que bajar.
—Señores —dijo un joven de cresta roja detrás de ellos —. ¿Bajan sin abrigos? ¡Hace un frío de cojones!
Ella lo ignoró y guio a su esposo por el pasillo.
—¡Señora! —gritó el muchacho. La mujer se volvió y lo encontró frente a ella—. El bolso —Se lo ofreció—. ¡Cómo pesa! ¿Lleva una pistola?
La mujer lo cogió y le dio las gracias sin mirarle.
—¿Adónde van? ¿A echar uno rápido?
—¡Que te jodan! —La anciana le mostró el dedo corazón—. ¡Y córtate esos pelos o no encontrarás novia!
El chico soltó una carcajada y regresó a su asiento.
—¡Qué viejos más heavies! —murmuró.
Desde su ventanilla los vio entrar en el bosque. La mujer amarraba con fuerza el bolso con una mano; la otra sujetaba el brazo de su marido. En pocos minutos, ambos se difuminaron y pasaron a formar parte de la escarcha del arbolado.
No hay comentarios: