Esta es una recopilación de algunos microrrelatos que he publicado en mi cuenta de tuiter @VicenteFHurtado

Le dieron un fusil y pronto mató por diversión. Ellos sabían que los niños aprenden jugando.

Se miró al espejo y, como cada noche, no se vio reflejado en él. Pero no lo quitaba porque hacía juego con el ataúd.

Vestía desesperación, con zapatos de amargura a juego y lucía un sombrero a la última, con copa de breve futuro.

Le dijo que jamás dejaría de mirarla. Ella, henchida de amor, le arrancó los párpados.

Se cruzó con una mujer de ojos verdes y decidió cambiar el color de los suyos. La siguió.

Detrás del pelotón de fusilamiento, los que murieron en sus manos esperaban ansiosos que se uniese a ellos.

La sencillez es complicada de explicar. Nunca subestimes a una persona sencilla.

No creía en los ángeles. ¿Quién querría tener alas pudiendo montar un pegaso o un grifo?

Decidió llevarse a la chica a casa. Le apetecía cenar en la cama.

La esposa del licántropo mandó a su marido a cazar. Era noche de Luna Llena y no quería que le llenase la casa de pelos.

Esta es una recopilación de algunos microrrelatos que he publicado en mi cuenta de tuiter @VicenteFHurtado

Necesitaba sentir algo en su vida, y ella le mordió. Vivió la eternidad durante dos minutos. Luego murió.

En dos segundos cambió su vida. En el primero vio a su esposa. En el segundo la bala le atravesó el cráneo.

A cada paso que daba, una parte de su cuerpo se desprendía de él. Caminó durante días y por medio pie no llegó a su destino.

La sequía fue terrible. Las ninfas dejaron el estanque de lodo y buscaron carne tierna en las cunas de la ciudad.

Le condenaron a morir emparedado. Como última voluntad pidió lechuga y tomate.

La primera lágrima cayó en la playa. Las siguientes se ahogaron en el mar.

Durante décadas arrasaron todas las ciudades por las que cruzaron. Tarde se dieron cuenta de que una de ellas fue su hogar.

Cuando la lava del volcán comenzó a enfriarse, el dragón alzó el vuelo y buscó otro jacuzzi en el que relajarse.

La gripe afectó a las mujeres del harem. El sultán llamó al verdugo.

A golpe de sable se abrió camino por la vida. Hasta que le condenaron y lo castraron.

Esta es una recopilación de algunos microrrelatos que he publicado en mi cuenta de tuiter @VicenteFHurtado

Por fin encontré la perfección. Estaba escondida en mis cuadernos de dibujos de primaria.

El pistolero disparó una, dos, tres veces. Demostró a todos que, incluso suicidándose, era el más rápido en disparar.

Bajó al sótano a por una botella de vino con una linterna y una escopeta, por si acaso era verdad lo que pasaba en las películas.

Esa noche el mago tenía jaqueca. Hizo desaparecer al público y se fue a la cama.

Deambulaba por las calles mendigando abrazos, pero la gente le evitaba, así que decidió robarlos. Murió en una celda abrazado a su camastro.

A su entierro solo asistieron dos personas; su esposa, Soledad, y la novia de esta, Consuelo.

Antes de que le colgasen en la horca, pidió ir a la letrina. Siempre habían dicho de él que vestía con mucha elegancia.

Mandó a su réplica humanoide al trabajo y volvió a la cama. Su mujer había salido y su réplica estaba desnuda sobre las sábanas.

Compuso una sinfonía casi perfecta y la tarareó junto al mar. Pero las olas —celosas— rugieron de ira y le acallaron.

Al morir se convirtió en cierzo para poder azotar las caras de todos aquellos que le habían jodido la vida.

#Microrrelato publicado en el libro solidario “Bocados sabrosos III” de ACEN

AMOR INTERESADO
El fantasma pidió a la araña zombi que le tejiese una soga etérea para poder ahorcarse con ella. Estaba harto de su no existencia y quería volver a morir. La araña se negó porque el espectro atraía a su manjar más preciado: las moscas videntes. Así que, en lugar de la cuerda, tejió un corazón en la lápida del difunto.

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Cuando su esposa le visitaba, él se estremecía. No soportaba escucharla relatar con minucia como le descuartizó.

Los momentos de felicidad suelen ser tan pequeños que hay gente que prefiere guardarlos, y cuando los quiere gastar, ya es demasiado tarde.

Mamá ogra regañó a su hija porque arrancó un brazo a la muñeca humana que le había cazado para su cumpleaños.

Bailaron toda la noche y al amanecer se despidieron con un beso apasionado. Más tarde ella se vistió de luto y él ofició el funeral.

Tras la batalla, ordenó que no hubiese prisioneros. Como ejemplo para sus hombres, él fue el primero en cortarse la garganta.

Ella le amaba y él también. Ambos le deseaban. Él decidió quedarse con su otro yo y ella pidió el traslado de psiquiátrico.

Sus últimos momentos de lucidez los dedicó a vender recuerdos, pero no por dinero. Quería canjearlos por visitas al geriátrico.

Encontró una sirena varada en la playa y no supo qué hacer con ella. Era zoofílico.

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Desnudé mi alma ante ella y puso la misma cara de desilusión que cuando me quité los calzoncillos.

Le arranqué una sonrisa. Pero no medí bien la fuerza y me llevé la mandíbula. Ahora no me habla.

Estaba ilusionada con lo nuestro y no quise estropearle el momento contándoselo. Además, ya no faltaba mucho para la luna llena.

La vidente vaticinó el futuro. Después se quitó el pañuelo y me ofreció su cuello para que se lo rebanase

Tenía tantas ganas de verle que no pudo esperar y se rajó el vientre.

Aunque se sacó un ojo no le dieron el papel de pirata, así que siguió mutilándose para poder conseguir uno de zombi.

La sirena robó el corazón del bucanero. Ella prefería el hígado, pero el exceso de ron lo había deteriorado.

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Echó las cartas al rey y le auguró una larga vida Pero la baraja no estaba actualizada y esa noche se cometió un regicidio.

Los niños salieron al patio y los reos corrieron a sus celdas. No querían volver a participar en el juego de la soga con ellos.

Un cabalero de alto abolengo se enfrentó a las llamas del dragón enfundado en una armadura de plata. Eso decía mucho de los nobles del Reino.

Cuando el genio no pudo regresar a la lámpara se puso a estudiar física y desarrolló la teoría de la relatividad.

Cenicienta nunca llegó al baile. La pobre chica confundió la carroza del Hada Madrina con la de un tal Jack.

Desenfundó rápido. El marido de su amante había vuelto a casa.

El licántropo mató a la bruja y esperó la llegada de su nieta de chal rojo. Pero la joven se demoró cazando un buen ejemplar de leñador

Acabó su jornada en el Cuento y el lobo corrió hasta la Casa del Terror de la feria. Un solo sueldo no daba para mantener a la camada.

Noche estrellada. Afortunadamente no hay víctimas. Solo algún que otro desprendimiento de cuerpos celestes en el firmamento.

Me gustaría poder ser otra persona y no tener complejos aferrados en las entrañas. Ser como, por ejemplo, la persona que seré mañana.

Edifiqué futuros en mi mundo interior y el peso del pasado los derrumbó. Ahora lloro escombros de anhelos.