#Microrrelato finalista Semana 17 #RelatosEnCadena
Microrrelato finalista de la XIII Edición de Relatos en Cadena del programa La Ventana de la Cadena SER y la Escuela de Escritores.
Etiqueta para Tuiter #RelatosEnCadena
Frase para participar Semana 17: Empezó a llorar.
No he ganado, pero ser elegido entre mil quinientos noventa y dos microrrelatos enviados ya tiene mérito, ¿no?
Enhorabuena al ganador: Enrique Mochón Romera
Este es su microrrelato:
Ólafsson Ale House
Empezó a llorar como un niño. Ólafsson, el bravo portero de Islandia, acababa de romperse la rodilla y, a mi corta edad, aquello me impresionó tanto como las palabras de papá: «Ese no juega más al fútbol».
Veinte años después, casualidades de la vida, lo tenía ante mí, atendiéndonos en su propio restaurante en Reykjavik. Tartamudeé al referirle mi recuerdo. Pero él respondió que su apellido era muy corriente en aquel país y que, particularmente, ni le gustaba el fútbol. Lo miré alejarse renqueando hacia la cocina, mientras las manos de mi mujer apretaban las mías. «El árbitro añadió catorce minutos», logré decir.
El segundo fue el de Julia Carretero Arranz
El rincón del silencio
Empezó a llorar. Se sorbió los mocos y apretó los labios para no llamar a su madre. Llevaba mucho tiempo escondido en la despensa y sentía frío y ganas de orinar. Hambre no, porque había comido un trozo de queso y una pastilla de chocolate. Pronto se haría de noche. No gritaría: el hombre del saco había sellado sus labios con el dedo cuando encerró a mamá en el dormitorio.
Y este es al mío:
El padre
Empezó a llorar. Era inevitable. Yo ya lo sabía, pero lo intenté. Ella no me dejó asfixiar al bebé. Me lo arrebató de las manos y lo tomó en sus brazos. El llanto del pequeño aumentó. Tenía hambre. Comprobé las balas del revolver. Solo dos. Los golpes y arañazos en la puerta no tardaron en sonar. Mi mujer también lloró. Lo necesitaba. Cogí la cabeza de mi hijo y la puse junto a la de su madre. Amartillé el arma y apreté el gatillo. Cesaron los llantos. Quedaba otra bala. Pero yo no me la merecía. Disparé a la puerta. Entonces ellos entraron.
También envié este otro que entra en la categoría de nanorrelato:
Plañidera
Empezó a llorar y le empujó por el acantilado.
Etiqueta para Tuiter #RelatosEnCadena
Frase para participar Semana 17: Empezó a llorar.
No he ganado, pero ser elegido entre mil quinientos noventa y dos microrrelatos enviados ya tiene mérito, ¿no?
Enhorabuena al ganador: Enrique Mochón Romera
Este es su microrrelato:
Ólafsson Ale House
Empezó a llorar como un niño. Ólafsson, el bravo portero de Islandia, acababa de romperse la rodilla y, a mi corta edad, aquello me impresionó tanto como las palabras de papá: «Ese no juega más al fútbol».
Veinte años después, casualidades de la vida, lo tenía ante mí, atendiéndonos en su propio restaurante en Reykjavik. Tartamudeé al referirle mi recuerdo. Pero él respondió que su apellido era muy corriente en aquel país y que, particularmente, ni le gustaba el fútbol. Lo miré alejarse renqueando hacia la cocina, mientras las manos de mi mujer apretaban las mías. «El árbitro añadió catorce minutos», logré decir.
El segundo fue el de Julia Carretero Arranz
El rincón del silencio
Empezó a llorar. Se sorbió los mocos y apretó los labios para no llamar a su madre. Llevaba mucho tiempo escondido en la despensa y sentía frío y ganas de orinar. Hambre no, porque había comido un trozo de queso y una pastilla de chocolate. Pronto se haría de noche. No gritaría: el hombre del saco había sellado sus labios con el dedo cuando encerró a mamá en el dormitorio.
Y este es al mío:
El padre
Empezó a llorar. Era inevitable. Yo ya lo sabía, pero lo intenté. Ella no me dejó asfixiar al bebé. Me lo arrebató de las manos y lo tomó en sus brazos. El llanto del pequeño aumentó. Tenía hambre. Comprobé las balas del revolver. Solo dos. Los golpes y arañazos en la puerta no tardaron en sonar. Mi mujer también lloró. Lo necesitaba. Cogí la cabeza de mi hijo y la puse junto a la de su madre. Amartillé el arma y apreté el gatillo. Cesaron los llantos. Quedaba otra bala. Pero yo no me la merecía. Disparé a la puerta. Entonces ellos entraron.
También envié este otro que entra en la categoría de nanorrelato:
Plañidera
Empezó a llorar y le empujó por el acantilado.
Felicidades. Es muy bueno el relato que ha sido finalista.
ResponderEliminarBesicos muchos.
Muchas gracias por leerme.
EliminarBesos.